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Cae un gigante, el Autotrol
Fin al Autotrol. 10.500 lamparitas pasarán al olvido junto al viejo tablero de la popular norte.
Tremenda estructura. Uno ha sido un espectador del tablero. Pero estar en él admite una emoción indescriptible. Puede sonar exagerado, pero el animal de cemento y cables es un misterio arquitectónico al mejor estilo de la serie Lost. Entrar en él, ver el cableado, la tierra acumulada, las lamparitas, las plaquetas, los paneles y un monitor de computadora en letras cuadradas que está encendido para recibir cualquier señal emitida desde la platea cubierta, donde reside el control, es una aventura casi soñada. El recorrido es con Roberto Maíz, Lucas González, David Valverdi y Paola Salvucci, de la Agencia Córdoba Deportes. “Son 10.500 lamparitas de 40 watts, las mismas que usamos en nuestras casas (pero que con los transformadores se activan solo a 100 voltios). Todas están interconectadas en paneles con una plaqueta por detrás”, cuenta David y agrega: “Ojo, acá adentro hay ocho kilómetros y medio de cables. Una locura, la tecnología de hoy es con un microchip”. Son 10 filas de 30 módulos cada una suman un total de 300 módulos con 35 lamparitas cada uno.
Palabra Autotrol. La palabra que lleva su actual denominación era ni más ni menos que la de una empresa. Pensar en el despilfarro económico del gobierno militar es inevitable. Por el año ‘78, camino al Mundial la empresa alemana Stewart Warner (figura al pie del tablero hacia la izquierda) fue la que creó este monitor gigante con la más alta tecnología del momento. Pero, como los militares promovían la “industria argentina” crearon una empresa con el nombre de “Autotrol” que era la que proveía las piezas de armado del tablero en todos los estadios (como Mendoza, el de River, Vélez, Rosario o Mar del Plata). Por eso, el imaginario popular lo llamó: “El Autotrol”. Es un viaje interminable. Hay como un edificio interno. “Si esto fuera China, habría como mil chinos viviendo amontonados acá”, dice en broma Lucas y sostiene: “Con esta energía proveés electricidad a dos manzanas en un barrio”. Hay una enorme cantidad de historias, de anécdotas, de las buenas y de las malas.
Ricardo Monier denota mucha familiaridad con el aparato: “Como logramos mantenerlo, siempre nos pidieron asesoramiento de otros estadios. Imaginate que una vez explotó todo. Resulta que como no se vendía alcohol en la cancha, los muchachos se metían por unos pasadizos y escondían las cajas en unos transformadores, justo abajo del tablero. Y un día explotó todo, pero por suerte no hubo heridos”.
Nace el estadio Mario Alberto Kempes. Con ese surgimiento, muere el Chateau, muere el viejo Estadio Córdoba, pero también cae un gigante. El querido Autotrol se va para siempre. Sus días ya están contados, pero sus historias entrañables seguirán perdurando, narradas por aquellos que alguna vez pasaron por él o que vieron como, bañados en lágrimas, se sumaba a un grito de gol.
http://telefenoticias.com.ar/deportes/1636
Adiós a un testigo del deporte y la cultura nacional
El emblemático tablero electrónico Autotrol del estadio olímpico de Córdoba, recientemente bautizado "Mario Alberto Kempes", fue demolido esta tarde mediante una implosión para realizar las reformas de ampliación de cara a la Copa América Argentina 2011.El cartel luminoso, que fue construido por la última dictadura para el Mundial de fútbol Argentina 1978, ya no funcionaba a pleno desde hace algún tiempo y en su lugar se erigirán las bases de la nueva tribuna cabecera Norte.
El Autotrol fue testigo de siete encuentros del Mundial '78: Alemania Federal 6 - México 0; Alemania Federal 0 - Túnez 0; Perú 3 - Escocia 1; Escocia 1 - Irán 1; Perú 4 - Irán 1; Holanda 5 - Austria 1; Alemania Federal 2 - Holanda 2; y Austria 3 - Alemania Federal 2.
La plataforma estaba compuesta por 10.500 lamparitas de 40 watts, pero que con los transformadores se activaban solo a 100 voltios.
Hoy con un botón implosionaron las columnas mechadas con dinamita y la plancha enorme cayó sobre las tribunas.
Los elementos de su configuración interna no se desperdiciarán, ya que serán donados a escuelas técnicas de la provincia mediterránea.
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