A partir de hoy y hasta el 29 de enero se jugará en el pequeño país asiático la 15ª edición del certamen continental, que significará un examen con la vista puesta en el Mundial de 2022.
Esta edición, a diferencia de las anteriores, se disputará en invierno. El motivo no es otro que las altas temperaturas que en verano llegan a registrarse en el país.
Qatar tendrá que demostrar si está preparado en cuestión logística para albergar un evento de estas características. Experiencia tiene, pues ya se celebraron allí el Mundial Sub-20 de 1995 y los Juegos Asiáticos de 2006. Y dinero también, pues cuentan con el presupuesto más alto en la historia de la competición.
Dieciséis selecciones competirán por el título, con varios favoritos con experiencia mundialista. Japón es uno de ellos. Tras el gran papel en Sudáfrica, ahora quiere convertirse en el país con más galardones (lleva tres). Junto a los nipones, Australia (que albergará la edición de 2015), Irán, Corea del Sur o Irak (último campeón).
Estará en juego un pasaje para la Copa de Confederaciones de Brasil.
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