Un pisotón en la cabeza en el pasado mes de marzo le dejó algunas secuelas desfavorables, como mareos y la visión, por momentos, nublada.
Luego, en esta temporada, el santafesino recibió un rodillazo en la cabeza y dos codazos, uno en el pómulo y otro en la oreja. El resultado: conmoción cerebral.
Así, Carlos Delfino tuvo que estar tres semanas a oscuras, encerrado en una pieza, levantándose sólo 40 minutos para almorzar, cenar y, a veces, pasear el perro, aunque sus constantes mareos terminaron por descartar esto último. Hoy, el jugador volverá a entrenarse.
El jugador manifestó que pensó en dejar el básquet, aunque con la buena recuperación que tuvo, esa idea quedó descartada.
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